MIGUEL ÁNGEL GAVILÁN nació en Santa Fe el 5 de agosto de 1971. Es Profesor en Letras egresado de la Facultad de Formación Docente en Ciencias dependiente de la Universidad Nacional del Litoral. Ha participado en distintos talleres literarios e integrado numerosas muestras conjuntas. Fue integrante de la Comisión Directiva de la Asociación Santafesina de Escritores en el cargo de Secretario. Entre las distinciones más importantes que recibiera caben destacarse: 1er. Premio Nacional “Cantares Mediterráneos 1990” (Género narrativa); 1er. Premio Provincial “Hugo Mandón 1991” (Género poesía); 2do. Premio Provincial “Gastón Gori 1991” (Género narrativa); 1er. Premio Argentino-Chileno “Pablo Neruda 1991” (Género poesía); 2do. Premio “Espacio Joven ‘92”, 18º Exposición Feria Internacional de Buenos Aires El libro-del Autor al Lector (Género poesía); 1er. Premio Nacional “Quijote de Plata 1994” Santiago del Estero (Género narrativa); 1er. Premio Nacional del Ateneo Riocuartense de Poesía 1994 (Género poesía); 3er. Premio Regional “Casa de la Cultura de Alvear 1995” (Género poesía); 1er. Premio Certamen Anual “Leoncio Gianello” 1995 por su libro “Testigos de la Ira” (Género poesía); 1er. Premio VII Certamen Nacional de SADE Sur Bonaerense 1995 (Género narrativa); 2do. Premio Provincial Mutual de Integrantes del Poder Judicial 2000 (Género narrativa); 1er. Premio Nacional Municipalidad de Gral. Cabrera 2000 (Género narrativa); 2do. Premio Nacional “Cosme Sebastián Reinero”- Municipalidad de Avellaneda 2001 (Género Poesía); 1er. Premio Municipalidad de la ciudad de Santa Fe 2001 (Género Ensayo). Tiene publicados dos libros de poemas, “Testigos de la Ira” (1993) y “Propiedad Privada” (2001) y uno de ensayo, “Los párpados y el asombro (una lectura de ‘Poeta en Nueva York’)” (2001-Premio edición Municipalidad de Santa Fe). En 2010 publicó su primer libro de cuentos: “Llueve en Arizona”.
Contacto: magavilan@live.com.ar
de ANTOLOGÍA
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ESCORZO
(Fragmento)
Quiere entrar en el cambalache. Ha visto allí tanto lujo, tanto brillo en ese lugar, como si fuera el interior de un palacio. Y en pleno puerto. Lozas decoradas con flores, lámparas de cristales facetados, mujeres desnudas y hombres coronados de pámpanos, le recuerdan las historias que le contaba su madre en aquella casa ruinosa de Lublin, junto al Vístula, toda pradera y colores esquivos.
Era la mayor de seis hermanos. Compartían una taza de caldo antes de ir a dormir y su madre les contaba historias para distraerlos del hambre y de los gemidos de su hermana menor que deliraba de fiebre por días, aquejada de un mal sin nombre que se enlazaba con la locura.
A ella le gustaba la historia del príncipe Krak, el cazador de dragones. Era un joven hermoso. Debía rescatar, tras innumerables peripecias, a la princesa de blanco velo, que aguardaba la libertad entre rezos y suspiros. Se servía de una espada fundida con los rayos de la aurora, ungida por los magos con la sangre de los mejores guerreros de la tribu y bañada en las aguas del sagrado río Bhag. Con el arma en la diestra se enfrentaba al dragón voraz que custodiaba el castillo, cuyas bocanadas ardientes calcinaban a poblaciones enteras y cuyos ojos, con solo mirarlo, podían envolver en un sueño perpetuo a cualquier incauto. Ella disfrutaba del beso final, cuando Krak liberaba a la princesa y se escapaban juntos en el caballo alado por los campos reverdecidos.
ENCUESTA A LOS ESCRITORES SANTAFESINOS
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"Desde chico me gustaba leer, inventar historias, que me cuenten relatos largos y atractivos. Creo que después, a fuerza de recorrer libros y voces, fui viendo lo que verdaderamente me interesaba: escribir libros como los que me gustaban de chicos. Comencé en talleres literarios y en grupos de amigos, intercambiando lecturas y producciones. Publiqué mi primer libro en una Colección llamada “Papiro Azul” conformada por un grupo de talleristas que queríamos dar a conocer lo que hacíamos. Todo muy a pulmón, juntando plata de donde fuera para el libro. Fue un cooperativismo maravilloso, una unión de fuerzas tan genuina e inocente que nunca volví a ver. A partir de allí nunca abandoné de este camino."
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